La Providencia de Dios

“Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros” Génesis 45:5

La providencia es ese cuidado amoroso y previsor que Dios tiene para con sus criaturas. Señalo por lo menos tres importantes aspectos:

1. Preservación. David declara en el Salmo 36:6, “Tu justicia es como los montes de Dios, tus juicios, abismo grande. Oh Jehová, al hombre y al animal conservas”. Dios preserva el mundo y todo lo creado.

2. Provisión. Dios no sólo preserva lo creado, sino que también suple para las necesidades de sus criaturas. Ha prometido que, “mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche” (Gn. 8:22). Su cuidado no sólo abarca las necesidades físicas del género humano, sino también las espirituales. El apóstol Pablo le dice a los creyentes de Filipo y a cada uno de nosotros: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Fil. 4:19)

3. Gobierno. Dios es soberano y los acontecimientos históricos suceden bajo la vigilancia y voluntad permisiva; a veces El interviene directamente según su propósito redentor. Aunque las Escrituras afirman que Satanás es “el dios de este siglo” (2 Co. 4:4) no obstante, será hasta que Dios consuma la historia en el momento que ya El ha determinado.

En síntesis, la providencia de Dios sostiene y gobierna todo lo creado. Su operación es tan extensa como el Universo y tan incesante como el curso del tiempo. Provee al cuervo su alimento y satisface las necesidades de todo ser viviente. ¡Gloria a Dios! Amados hermanos, no hay nada en el Universo que pueda llamarse casual: “La suerte se echa en el seno; mas de Jehová es todo su juicio” (Pr. 16:33). Obsérvese, que ni ¡un gorrión ni pelo de la cabeza caen al suelo sin su conocimiento! (Is. 14:26,27; Mt. 10:29,30; Hch. 17:24-29) ¡Tremendo cuidado providencial de Dios!

Recuerde, cualquier cosa no fue demasiado pequeña para que Dios la crease, ni demasiado pequeña para que El deje de conservarla y gobernarla.

Con mis mejores deseos de bendición espiritual,

Rev. Samuel Torres
Senior Pastor